Del análisis de la bibliografía relevada por esta consultora se encuentran pocos elementos para formular hipótesis acerca de los motivos de la crisis que llevó a la casi total desaparición de la cultura que habitara las llanuras sin límite de Parlalandia entre los siglos I y III dTV[1].
Sin embargo, hemos utilizado también métodos etnográficos para avanzar en esta investigación. De tal forma, a través de entrevistas a algunos supervivientes y del análisis de contenido de material publicitario y periodístico de la época, podemos afirmar que un factor fundamental que puede contribuír a explicar lo acontecido es la aparición de un aparato denominado por sus inventores con el nombre técnico de GWD[2] y popularmente conocido como “el agradecedor”.
Si bien no pudieron encontrarse restos de tal artilugio, sí se pudieron observar dibujos y fotografías en folletos y publicidades gráficas y televisivas.
Su aspecto exterior era variable, podía ser un prendedor, un alfiler de corbata, un piercing, o un aro, entre otros muchos modelos disponibles. Contenía un complejo mecanismo de alta tecnología capaz de interpretar ciertas variables situacionales que rodeaban a sus usuarios, tales como presencia de luz natural o artificial, características del espacio en que se encontraban, si existían otras personas en dicho espacio, y en tal caso, su sexo, edad aproximada, volumen, etc.
En base a tal información, “el agradecedor” enviaba señales al cerebro del usuario/a y de éste a su aparato fonador, de tal modo que éste indefectiblemente emitía las palabras o frases convenientes para la ocasión.
El modelo standard inicial, generalmente utilizado en la vía pública, medios de transporte, ascensores, y otros lugares de contacto con personas más o menos desconocidas, era capaz de hacer decir “buenos días” (o tardes, noches, según fuera el caso), “gracias”, “disculpe”, “permiso”, “¿usted es el último de la cola?”, “parece que va a llover”, o “ya se viene el verano”, “cómo adelgazó usted, ¿qué dieta hizo?”, etc., sin que se requirirera del usuario que distrajera su atención de los verdaderamente importantes asuntos que ocuparan su mente.
Aparentemente el éxito de ventas de esta versión inicial fue de tal magnitud, que sus fabricantes ampliaron la producción y generaron modelos con adaptadores para otras situaciones, tales como “primera cita”, “entrevista laboral”, “visita a la suegra”, “sexo marital”, “sexo casual” ( estos últimos con variante masculina y femenina, heterosexual, homosexual, bisexual, sexo grupal, etc.), “fiestas de fin de año”, “viaje en avión”, “partido de fútbol”, entre otros.
Si bien el estado del estudio realizado hasta este informe de avance no lo permite afirmar con certeza, creemos que la crisis mencionada más arriba devino en primer lugar de una demanda del GWD que superó la oferta y por tanto elevó exageradamente los precios. De tal forma, algunos grupos de personas no pudieron acceder a renovar sus aparatos, los cuales además tenían un período de obsolescencia relativamente corto. Lo que sucedía entonces es que, al haber confiado totalmente su funcionamiento social en el aparato, estas personas habían olvidado sus hábitos sobre cómo mantener los usos y costumbres de relación que permitían a la sociedad considerarse respetuosa y tolerante. A consecuencia de esto, al parecer, mientras algunos ciudadanos seguían diciendo la frase esperada en cada contexto gracias a su acceso al último modelo del “agradecedor”, otros comenzaron a decir lo que realmente pensaban o sentían, o simplemente enmudecían, o padecían ataques de pánico por tener que enfrentarse a otras personas y no saber qué decir.
En el próximo informe esperamos poder ofrecer un análisis completo y exhaustivo de este curioso fenómeno. Sin embargo, no podemos dejar de señalar que el subsidio inicial recibido para el estudio resulta insuficiente, por lo que solicitamos se reconsidere la asignación prevista.
1 comentario:
Veo que te quedaste eclipsada por la luna anaranjada ¿o será sólo un jugueteo de la luz?
Cómo olvidar esta investigación, quedó archivada y sumariada entre los registros tipeados sobre fichitas rayadas nº 2. O lo que es más sencillo, aunque también más cursi y menos espontáneo: guardada vívidamente en mi memoria. "Gracias" por publicarlo.
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