viernes, 29 de febrero de 2008

Noticias de Parlalandia (informe de investigación)

Del análisis de la bibliografía relevada por esta consultora se encuentran pocos elementos para formular hipótesis acerca de los motivos de la crisis que llevó a la casi total desaparición de la cultura que habitara las llanuras sin límite de Parlalandia entre los siglos I y III dTV[1].

Sin embargo, hemos utilizado también métodos etnográficos para avanzar en esta investigación. De tal forma, a través de entrevistas a algunos supervivientes y del análisis de contenido de material publicitario y periodístico de la época, podemos afirmar que un factor fundamental que puede contribuír a explicar lo acontecido es la aparición de un aparato denominado por sus inventores con el nombre técnico de GWD[2] y popularmente conocido como “el agradecedor”.

Si bien no pudieron encontrarse restos de tal artilugio, sí se pudieron observar dibujos y fotografías en folletos y publicidades gráficas y televisivas.

Su aspecto exterior era variable, podía ser un prendedor, un alfiler de corbata, un piercing, o un aro, entre otros muchos modelos disponibles. Contenía un complejo mecanismo de alta tecnología capaz de interpretar ciertas variables situacionales que rodeaban a sus usuarios, tales como presencia de luz natural o artificial, características del espacio en que se encontraban, si existían otras personas en dicho espacio, y en tal caso, su sexo, edad aproximada, volumen, etc.

En base a tal información, “el agradecedor” enviaba señales al cerebro del usuario/a y de éste a su aparato fonador, de tal modo que éste indefectiblemente emitía las palabras o frases convenientes para la ocasión.

El modelo standard inicial, generalmente utilizado en la vía pública, medios de transporte, ascensores, y otros lugares de contacto con personas más o menos desconocidas, era capaz de hacer decir “buenos días” (o tardes, noches, según fuera el caso), “gracias”, “disculpe”, “permiso”, “¿usted es el último de la cola?”, “parece que va a llover”, o “ya se viene el verano”, “cómo adelgazó usted, ¿qué dieta hizo?”, etc., sin que se requirirera del usuario que distrajera su atención de los verdaderamente importantes asuntos que ocuparan su mente.

Aparentemente el éxito de ventas de esta versión inicial fue de tal magnitud, que sus fabricantes ampliaron la producción y generaron modelos con adaptadores para otras situaciones, tales como “primera cita”, “entrevista laboral”, “visita a la suegra”, “sexo marital”, “sexo casual” ( estos últimos con variante masculina y femenina, heterosexual, homosexual, bisexual, sexo grupal, etc.), “fiestas de fin de año”, “viaje en avión”, “partido de fútbol”, entre otros.

Si bien el estado del estudio realizado hasta este informe de avance no lo permite afirmar con certeza, creemos que la crisis mencionada más arriba devino en primer lugar de una demanda del GWD que superó la oferta y por tanto elevó exageradamente los precios. De tal forma, algunos grupos de personas no pudieron acceder a renovar sus aparatos, los cuales además tenían un período de obsolescencia relativamente corto. Lo que sucedía entonces es que, al haber confiado totalmente su funcionamiento social en el aparato, estas personas habían olvidado sus hábitos sobre cómo mantener los usos y costumbres de relación que permitían a la sociedad considerarse respetuosa y tolerante. A consecuencia de esto, al parecer, mientras algunos ciudadanos seguían diciendo la frase esperada en cada contexto gracias a su acceso al último modelo del “agradecedor”, otros comenzaron a decir lo que realmente pensaban o sentían, o simplemente enmudecían, o padecían ataques de pánico por tener que enfrentarse a otras personas y no saber qué decir.

En el próximo informe esperamos poder ofrecer un análisis completo y exhaustivo de este curioso fenómeno. Sin embargo, no podemos dejar de señalar que el subsidio inicial recibido para el estudio resulta insuficiente, por lo que solicitamos se reconsidere la asignación prevista.

[1] Después de la invención de la Televisión

[2] Good Words Device. G.W. Bush TM, Texas, U.S.A.

martes, 12 de febrero de 2008

Retazos de Insomnio

Rotos cuadernos de la primaria

notas de acordeones olvidados

lluvia detrás de cristales ajenos

parques más allá de los límites

recorridos atentos en diciembres amarillos

pañuelos de papel sobre la mesa de luz

descartables

necesarios

La puerta de la infancia en un rincón de la memoria

un chirrido

la luz de una vela en un cuarto casi mío

la medida de todas las cosas en una mirada oblicua

dulce octubre del mar de los cetáceos

un grito en la noche

un disparo a la sombra de la luna llena

una foto con sonrisa

otra con ausencia

un asado en General Rodríguez

cierto cansancio en la punta de los dedos

reflejos de una piel anacrónica en un atardecer de verano

el misterio del viaje en cada maleta

Retazos, apenas,

de asombro y melancolía

clandestinas aventuras de un espíritu somnoliento y parco.

domingo, 10 de febrero de 2008

Geografia de amores

El olor a tierra húmeda en un morro de Bombinhas,

y tu confianza, por fin, bajo las estrellas en el malecón de La Habana.

Un perfume a tabaco en la cajetilla de Montecristo que guardo entre las cartas,

y aquella carta que traduje por no querer entender lo que decía.

Esperarte, sentada sobre mi corazón aturdido, en la vereda frente a aquel hotel.

Y el sol que bombeaba en mis labios

cuando nos partimos de un beso en Plaza de Mayo, en medio de la ronda.

Y repartir miradas que no se miran, en medio de la clase.

En medio del viento que nos llama desde el Fitz Roy, nunca cuerpos tan rotos y tan enteros.

La luna llena en el desierto, detrás del Atlas, y tus pies fríos y emocionados.

Playas...tantas playas.

Sótanos de sexo furtivo entre los expedientes.

Muchos siemprejamases, más nuncamases, y siempre, otra vez,

escapar del miedo a dentelladas.

Ingenuas mentiras, atroces verdades,

lágrimas, perdones, derepentes, esperas

Y tus dibujos por las mañanas, ilustrando los mensajes para el día: conejitos, lagunas, palomas: “Urpilla, hoy vi tu luz cuando reíste”, y un sol en el cielo de papel.

Qué agobio de sangre urgente, enardecida

en un París trastocado por el Expreso de Oriente que me llevó a tu orilla.

Sentirme Isadora Duncan porque me estabas mirando.

y las fiebres de noches sin dormir, recordando tus pestañas en mi espalda

Todos los desayunos con mate y tostadas en un muelle del Tigre, el río como un manto de cristales

Y un niño que no fue, y otro que pudo ser

y otros niños que meten su manito en la mía: “vamos tía”

y ese alboroto en los ojos cuando te miran

ese estallido que reclama voraces rebeliones

Una manzana hace un estruendo de color en mi cocina

todo está aquí, todo está en mí, toda mi vida me vive

Y no se como terminar, si no termina

sábado, 9 de febrero de 2008

Feroz desamor


Te desamo a tientas.
Perdido el rumbo de tu piel
a los tumbos atravieso
el paisaje brumoso de la memoria
y recojo en la rompiente,

cuando las olas se alejan,
las adherencias que el recuerdo, caprichoso, atesora

Te desamo a sordas,
desoyendo la cuerda oscura de tu voz,
las tenaces melodías,
las cautivas frases del hábito

Te desamo a tontas.
Te desamo a locas.
Como un viejo sabueso,
busco en vano
jirones de tu mirada,
rastros de tu olor,
reflejos de tu figura en la multitud

Y el espejo manchado por la ausencia
me devuelve mi silueta sola,
la mirada anhelante, la voz escarmentada,
las manos abiertas a la nada